El vuelo estaba suspendido hasta nuevo aviso. La lluvia caía copiosamente y desde la sala de abordaje se podía observar la gran nube de agua pulverizada levantada por los últimos vuelos que utilizaban la pista de aterrizaje. Luego de 2 horas de espera el vuelo partió en medio de nubes grises y una ligera llovizna.

Minutos después de la turbulencia habitual al cruzar las nubes, el avión tomó altitud y la visión fue espectacular. Atrás quedaron la llovizna, las nubes grises, el cielo encapotado y el mal tiempo y se vislumbraba un sol radiante y fogoso sobre un mar de nubes que parecían más bien una deliciosa alfombra de algodón.

Esto me hizo meditar y empecé a recordar la cantidad de veces que había visto el cielo nublado, con circunstancias grises, quizá con una tormenta de problemas o enfermedad y cómo cambia el panorama cuando vemos la situación de lejos. Cuando ya no estamos ‘por debajo’ de las nubes, sino que la lejanía de la situación nos hace ver ‘por encima de las nubes’ y podemos ver que arriba de esa situación triste, oscura y difícil se levanta un sol de esperanza.

La esencia de esta esperanza tuvo su corolario hace poco más de 2000 años, cuando una pequeña criatura, nacida en condiciones fuera de lo convencional, vino a traer salvación a la humanidad. ¿Pero salvación de qué? No liberó a los Judíos de la dominación del imperio Romano, no estableció ningún orden político mundial, entonces ¿de qué vino a salvarnos? Es la misma pregunta que se hicieron sus contemporáneos y la respuesta es muy sencilla…de nosotros mismos. De nuestra ira, de nuestros malos deseos, de nuestra inclinación al pecado de nuestra propia incapacidad para cambiarnos, de nuestro orgullo vano, de nuestra incapacidad de amar, de nuestro egoísmo, de nuestra ambición de poseer y la lista podría continuar casi hasta el infinito.

Con razón el mismo Jesús declaró «Nadie muestra más amor que quien da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que les mando.» (Juan 15:13-14)

¿Que mejor regalo de navidad podemos tener que este? Alguien ya tomó lo sucio nuestro y nos entregó lo puro, tomó nuestras luchas y nuestra debilidad y nos entregó su fortaleza, tomó nuestro egoísmo y nos entregó el poder para amar y bendecir.

¿No es cierto que si haces balance y miras para atrás en este año puedes reconocer que hay más bien que calamidad en tu vida? ¿Estás vivo? ¿Tienes familiares que te aprecian? ¿Has podido salir adelante a pesar de las dificultades de este año?

Este regalo de la vida, nos fue dado junto con todos los recursos, de salvación, esperanza, gozo, paz y amor que necesitamos. ¿Estamos dispuestos a recibirlo?

Este año tuve uno de los mejores regalos en mi vida. Nuestros hijos mayores Andrea y su esposo Esteban, nos han bendecido (a mi esposa Eugenia y a este servidor) con el privilegio de ser abuelos. Ha sido hermoso ver la evolución de este precioso retoño (Daniel) en estos 4 cortos meses de vida, ver el milagro de la vida y su evolución pasando de un recién nacido a un bebé hermoso.

Cuando pienso en lo que significa la vida de Daniel para nosotros, me conmuevo profundamente al pensar que Dios envió a su único hijo a morir por nosotros los pecadores para darnos el mejor regalo de navidad…La esperanza de salvación para cada uno de nosotros que lo quiera recibir. Juan 3:16 «Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna.»

El regalo está dado, los recursos son gratuitos, la decisión es nuestra: «Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.» (Apocalipsis 22.17)

Mi deseo es que en esta navidad podamos todos tomar y beber de este ‘el mejor regalo’ para que tengamos ‘vida y vida en abundancia’

Te deseo una muy feliz navidad en compañía de tus seres queridos y que la bendición del mejor regalo de navidad pueda estar sobre ti, tu familia y tu negocio siempre.

¡Un fuerte abrazo!

 

 

 

 

 

 

 

 

Roy y Dani